No soy profeta ni hijo de
profeta, pero no saben cuánto siento acertar en mis pronósticos. En
la entrada anterior, vaticiné que estábamos a las puertas de una de
las sentencias más funestas del Tribunal de Estrasburgo (todo un
logro, teniendo en cuenta su siniestra trayectoria): la anulación de
la doctrina Parot. Gracias a esta melonada jurisprudencial, los
terroristas más sanguinarios de la historia de España saldrán a la
calle.
Probablemente sólo sea
una coincidencia que, seiscientos años antes, por estas mismas
fechas, las brujas celebrasen un aquelarre en Estrasburgo para
agradecer a Satán los servicios prestados.
Por lo menos, eso es lo
que hacían en Darklands, el juego de rol al que está dedicada la
entrada de hoy.