martes, 1 de octubre de 2013

Tebeo del Día: Juan Pablo II, superhéroe de la Marvel


Si no me falla la memoria, ésta es la primera vez que canonizan a un superhéroe de la Marvel, así que ya iba siendo hora de dedicar una entrada de este blog a Su Santidad Juan Pablo II.

 

Todos recordamos esa escena de El Bar Coyote en que el novio de Piper Pirabo le confiesa que es coleccionista de tebeos de superhéroes, y aun así ella quiere salir con él. Vamos, igualito que en la vida real. Pero el momento más surrealista es cuando él le dice que acaba de conseguir el Santo Grial de los comics, nada menos que el Amazing Spider-Man 129, con la primera aparición del Castigador.

Ya se pueden imaginar ustedes cómo se pusieron los espectadores cuando las sempiternas carcajadas a destiempo de Shemer Olufunmilayo estremecieron la sala.

Cualquier coleccionista de tebeos con dos dedos de frente sabe que el Santo Grial del cómic no es otro que el número 1 del volumen 1 de The Life of Pope John Paul II, publicado en enero de 1983, cuya portada se reproduce más arriba.

Ver a Juan Pablo II flanqueado por Spíderman nos puede parecer chocante, incluso irreverente, pero nada más lejos de la realidad. Para empezar, el número de personajes católicos en el universo Marvel es abrumador, así que dedicar un tebeo al vicario de Cristo más carismático (en todos los sentidos) del siglo XX estaba cantado.

Además, Jim Shooter, editor de Marvel a principios de los ochenta, era católico practicante, y se tomó muy en serio la publicación de esta obra, contando con el asesoramiento del padre Mieczyslaw Malinski, compañero de seminario de Karol Józef Wojtyła. Así que, por disparatadas que les parezcan las anécdotas que recogeremos a lo largo de esta entrada del blog, sepan que todas sucedieron de verdad.

He de advertir que no estamos ante el típico tebeo apologético que uno puede encontrar en librerías religiosas, con esas horrendas ilustraciones tipo de qué color es la piel de Dios que sonrojarían a un zagal de parvulitos. No, señoras decentes que leen este blog, esto es un cómic de la Marvel en toda regla, con acción, intriga, humor y rayos de la muerte fabricados por los nazis.

La historia se cuenta desde el punto de vista de un reportero que cubre la visita papal. No se dice su nombre en ningún momento; a mí me gusta imaginar que se trata de Ben Urich, el amigo periodista del muy católico Daredevil.


El tebeo narra la vida de Juan Pablo II desde sus humildes orígenes en Polonia. Al igual que le pasó a Magneto, los poderes de Karol Wojtyła se manifestaron durante la II Guerra Mundial. Tras unas páginas bucólicas jugando al fútbol en el recreo o declamando en el teatro de aficionados, el futuro Papa entra en acción durante el bombardeo de una avioneta alemana que se escapó de un documental del Canal Historia.


Como tantos otros superhéroes, haber sido testigo de una injusticia inspira al joven polaco a luchar contra las fuerzas del mal, en una de esas viñetas que se lee en la cabeza con música de Hans Zimmer...


Mi escena favorita es cuando ingresa en el seminario y los nazis han dejado el edificio hecho una pocilga, suponemos que tras alguna ceremonia ocultista para averiguar el paradero del Arca de la Alianza. Ni corto ni perezoso, nuestro héroe suelta una de esas frases lapidarias que tanto gustan a los duros del cine de acción de los ochenta: “ES UN TRABAJO SUCIO, PERO ALGUIEN TIENE QUE HACERLO.”


A continuación, uno de esos montajes de entrenamiento con música de Bill Conti, donde el ya cardenal Wojtyła practica sin descanso las habilidades que algún día le permitirán derribar el Muro de Berlín. Insisto: todo esto pasó.

Finalmente, tras el breve pontificado de Juan Pablo I, su sucesor se asoma al balcón para decir su primer y mítico discurso:


La historia concluye con el atentado de Alí Agca. Aunque las páginas finales estén dedicadas a la convalecencia y reaparición del sumo pontífice, me quedo con estas viñetas y la inteligente reflexión del periodista a través de cuyos ojos hemos conocido la vida y milagros (literalmente) de Juan Pablo II:


“Yo no soy católico, pero esto no tiene nada que ver con la religión. El Papa Juan Pablo II es una de las voces de la justicia y la razón en este mundo, una voz de la esperanza... Y no hay tanta esperanza en el mundo como para que nos podamos permitir la pérdida de una de ellas.”

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