viernes, 26 de julio de 2013

Película del Día: Ése fue Gary Cooper, inculto

Uno de los juegos predilectos en casa de los Olufunmilayo es "¿Dónde está José Guardiola?" No nos referimos al antiguo entrenador del FC Barcelona, ni al cantante melódico del Dí, Papá, sino a uno de los grandes del doblaje español, cuya voz reconocemos en cientos de películas, desde El Padrino hasta Los Caballeros de la Mesa Cuadrada y sus Locos Seguidores.


La profesión de actor de doblaje siempre me ha fascinado. Al igual que el especialista cinematográfico, es humilde en un mundo que se basa en la vanidad. Salvo los cuatro gatos que nos quedamos hasta el final de los títulos de crédito para enterarnos de las personas que han prestado su voz a los actores (cuando lo ponen, que ésa es otra), al espectador medio le importa un pimiento quién hace esas voces tan bonitas, como tampoco le quita el sueño que el pupas de turno se pase la vida encajando los golpes que en la gran pantalla fingen darle al protagonista.

Como todos ustedes saben, el doblaje español es el mejor del mundo, razón por la cual, hasta el descubrimiento de la piratería, los batuecos no veíamos una película en versión original ni regalándola con la matrícula del home english. Dicen que este fenómeno está detrás de la perenne crisis del cine español, que no puede competir con las americanadas si las traducen a la lengua vernácula.
Es posible, pero Shemer Olufunmilayo, habiéndose criado en un cine, lo pone en duda por dos motivos. En primer lugar, porque hubo un tiempo, no tan lejano, en que se iba a ver cine español. Y digo más: se iba en masa. Y la proporción de películas estadounidenses era la misma; quizá incluso mayor, al no existir la cuota que ha llevado a la ruina a tantos propietarios de salas.
La segunda razón es que en España se dobla hasta el cine español. Usted está viendo Los Kalatrava contra el Imperio del Karate, por citar una obra cumbre del cine patrio. De pronto, aparece Ágata Lys en paños menores, por exigencias del guión. Pero cuando abre la boca, su voz se parece sospechosamente a la de Rosa Guiñón, otra gran dama del doblaje. ¿Cómo dicen? ¿Que no saben quién es? Dos palabras: Julie Andrews.


El doblaje de actores en su propio idioma no es tan insólito como parece; sin ir más lejos, James Earl Jones (el equivalente norteamericano de Constantino Romero, quien no por casualidad le prestaba su voz por estos pagos) tuvo que doblar a David Prowse para el personaje de Darth Vader. Pero en España, se hizo asiduamente durante décadas, hasta el punto de que dobladores como el citado José Guardiola dedicaron buena parte de su carrera profesional a esta curiosa labor.
Hoy en día, es mucho menos frecuente, aunque todavía se dan casos, como la serie Pulseras Rojas. Quizá se deba a que la ruedan en catalán, pero digo yo que no costaba tanto que, durante la post-producción, los zagales fueran a un estudio de grabación a leer sus diálogos en castellano. Se ve que no, porque ninguno se dobla a sí mismo.
¿Y el redoblaje? ¿Qué podemos decir del redoblaje sin recurrir a esas palabrotas que las lectoras decentes que siguen este blog nos tienen prohibidas? El primero que me viene a la memoria es el de Perseguido, aquella deliciosa película de Schwarzenegger. Cuando la estrenaron en mi pueblo, la vi dos veces en poco tiempo, y noté de inmediato que circulaban dos versiones distintas. La diferencia era evidente, incluso sin prestar atención a la variación en las voces, pues la traducción también cambiaba, hasta en cosas tan elementales como el nombre del concurso donde participaba el futuro (hoy pasado) gobernador de California.
En esta era del DVD y el Blu-Ray, el redoblaje se ha vuelto relativamente frecuente, para que podamos disfrutar en español de versiones íntegras de películas censuradas, con escenas inéditas o incluso porque ya no quedan copias de la pista de doblaje clásica. A veces hay suerte y se cuenta con los actores de doblaje originales (recuerdo a Constantino Romero acudiendo al estudio de grabación cuando sacaron las versiones extendidas de los Episodios IV a VI), pero rara vez es así, y para los que conocemos el doblaje de toda la vida, nos pasamos la película oyendo psicofonías.
Ahí están las nuevas versiones de las películas de Bruce Lee, que echan en La Sexta 3 cuando no saben qué poner; por mucho que los diálogos actuales sean más fieles al original en mandarín, y por muy bien que lo haga Eduard Farelo, para nosotros el Pequeño Dragón sólo puede tener una voz, y es la del difunto Rogelio Hernández, que también dobló a Jack Nicholson, Paul Newman, Michael Caine y Marlon Brando. Casi ná.


Casi todos los nombres que aparecen en este artículo les sonarán a chino. Es triste, pero en el país donde posiblemente se doblan más películas del mundo, apenas hay actores de doblaje conocidos por el gran público, y los pocos afortunados lo son casi siempre por razones ajenas a esta bella profesión, como José Luis Gil o el difunto Jordi Estadella. También se da el caso contrario. Por ejemplo, muchos ignoran que Michelle Jenner es actriz de doblaje, aun cuando haya prestado su voz nada menos que a Emma Watson en las películas de Harry Potter. (Y que conste que no lo digo por buscar una excusa para poner una foto suya, que este blog tiene fines estrictamente educativos.)


Posiblemente, el actor de doblaje más conocido como tal sea Ramón Langa, hasta el punto de que su magnífica labor poniendo voz a Bruce Willis haya eclipsado su dilatada trayectoria en el teatro, el cine y la televisión, por no hablar del doblaje de otros actores. Pero para eso está este blog, para corregir esas deficiencias del sistema educativo español. Seguro que muchos de ustedes no tenían ni idea de que el señor Langa era Swift en David el Gnomo. Pues sí. Ahora traten de imaginarse al zorro que llevaba al enanito barbudo de acá para allá diciendo: "Yippee-ki-yay." Y lo que venía después.


La primera vez que vi el rostro de Ramón Langa fue haciendo de galán en Yo, una mujer, una serie de Antena 3 donde daba la réplica a Concha Velasco. Confieso que me costó hacerme a la idea de que esa voz no perteneciera al cada vez más alopécico Bruce Willis, pero desde entonces seguí con interés su carrera, ya fuera como protagonista (por ejemplo, haciendo de Blasco Ibáñez en una miniserie) o como estrella invitada en numerosas series de televisión (como Médico de Familia, Farmacia de Guardia o El Comisario).


Cuando estrenaron Carreteras Secundarias, se sabía en qué butaca estaba sentado Shemer Olufunmilayo por sus aplausos a destiempo en dos ocasiones: cuando Roque Baños toca el piano de espaldas y cuando sale Ramón Langa haciendo del tío Jorge.
También me gustó mucho su actuación en el Tiovivo de Garci, aunque la película por la que pasará a la historia (y es una vergüenza que no la hayan estrenado en España, por lo menos que yo sepa) es la producción rusa Хроники Смутного Времени (mi ruso está bastante oxidado, pero creo que significa "crónica de unos tiempos turbulentos"). Yo la vi en YouTube; lamentablemente, ya no está, así que perdonen por ponerles los dientes largos. Se trata de una epopeya ambientada en el año 1612, durante uno de los períodos más sangrientos de la Rusia de los zares. Imagínense un cruce entre Iván el Terrible, 300 y Alatriste, con un Ramón Langa inmenso en su papel de Vargas.


En el teatro, lo hemos visto en obras como la hilarante Vamos a Contar Mentiras; por supuesto, la cuña publicitaria la hizo él. Precisamente es la publicidad otro de los terrenos donde ha trabajado a destajo. Recuerdo la campaña radiofónica de una tienda de muebles donde, con todo el morro del mundo, le hicieron decir: "Hola, soy... Bueno, ya sabes quién soy." Y seguro que más de uno se compró el sofá pensando que la empresa había contratado a Bruce Willis para hacer el anuncio. Menos mal que el señor Langa tiene un gran sentido del humor y se toma estas cosas con filosofía. No es para menos; hasta el propio Willis se rindió a sus pies en una de sus visitas a España para promocionar no recuerdo qué estreno. Prueben a oír cualquier película suya en versión original y entenderán por qué.
Y en la publicidad a que antes nos referíamos, la labor de Ramón Langa es ingente, desde unos grandes almacenes hasta campañas de información institucional, como la que acaba de rodar para explicar a los ciudadanos las funciones del Registro de la Propiedad y el Registro Mercantil, a través de unos vídeos de YouTube que no me resisto a incluir en esta página.









Así que, la próxima vez que algún conocido suyo se meta con los registradores, lo mejor es poner uno de estos vídeos para sacarlo de su ignorancia. Y si persiste en el error, citar la inmortal frase de Jungla de Cristal:
"Sor Teresa me llamaba señor McClane en tercer curso. Mis amigos me llaman John. Usted no es ni una cosa ni otra."

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