sábado, 18 de octubre de 2014

Renombrado recursivo de archivos desde la terminal

Tras la debacle de mi disco duro hace unos meses, no tuve más remedio que armarme de paciencia y pasar de nuevo mi colección de DVDs. Para ello, utilizo Handbrake, un programa rápido y eficiente, cuyo único pero es que convierte las películas al formato m4v, que como bien saben todas las lectoras a un iPhone pegadas es el de los vídeos de iTunes.
En realidad, un archivo con la extensión m4v no es más que un mp4 con el nombre cambiado (Apple, siempre innovando), por lo que Vlc, MPlayer y otros programas pueden reproducir este formato sin problemas en cualquier ordenador.
Ahora bien, si queremos ver un archivo m4v en el televisor, enchufando directamente el disco duro a uno de sus puertos USB, puede que tropecemos con un obstáculo importante, ya que, dependiendo de la marca, el aparato no reconoce los archivos con extensión m4v aun cuando sea capaz de reproducir mp4.

Así, mientras que los televisores LG saben qué es un archivo m4v y no hace falta nada más para verlo, en los modelos de Sony la única solución es renombrar la extensión como mp4; a partir de entonces, ya se puede ver la película.
Cuando se trata de un capítulo suelto de su serie favorita, esto no supone un gran inconveniente, aparte del engorro de cambiar el nombre del archivo antes de grabarlo en un pendrive o un DVD.
Pero si lo que pretendemos es conectar directamente un disco duro de 4 TB a la tele, la cosa cambia.
¿Cómo renombraría usted MILES de archivos?
Si están en la misma carpeta, puede que su administrador de ficheros tenga alguna opción en el menú para estos menesteres.
Pero... ¿Y si le dijera que debe hacerlo recursivamente, porque los archivos están dispersos a lo largo de cientos de directorios y subdirectorios?
Evidentemente, podríamos reescribir cada archivo manualmente, pero esta opción no es factible cuando su número es tan elevado, y además corremos el riesgo de que se nos olvide alguno.
También se pueden utilizar sofisticados programas con muchos colorines y bordes redondeados. Pero luego no se quejen las señoras decentes que leen este blog (valga la redundancia) si esas aplicaciones tan ideales acaban distribuyendo sus fotos íntimas por los rincones más sórdidos de internet.
O podemos utilizar GNU/Linux, desenvainar la espada de la terminal y escribir el siguiente conjuro en la línea de comandos:

find . -name '*.m4v' -exec sh -c 'mv "$0" "${0%.m4v}.mp4"' {} \;

¡SHORYUKEN!

En dos segundos, hemos convertido cuatro mil archivos m4v en mp4.
Supera ESO, zombi de Steve Jobs.

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