¿Qué lleva a publicar un cuento de cuarenta páginas mal contadas como un libro de doscientas cincuenta? Puede tratarse de un exceso de erudición por parte del traductor y comentarista, pero la explicación más probable es el rechazo constatado de los lectores españoles a cualquier libro que parezca demasiado corto. Burro grande, ande o no ande.
El Cuento del Cortador de Bambú es un clásico de la literatura japonesa, y su influencia se percibe en pasajes de obras maestras como el Genji Monogatari. Su lectura nos transporta a un mundo distinto, real y maravilloso al mismo tiempo, donde los cortesanos imperiales conviven con dragones y otros seres legendarios.
El cortador de bambú a que alude el título es un anciano campesino que encuentra por casualidad un bebé en el interior de una caña. Se lleva a casa tan extraña criatura, que en tan sólo unos meses crece hasta convertirse en una joven de belleza indescriptible.
Bautizada como Nayotake no Kaguyahime (princesa resplandeciente de flexible bambú), los nobles más poderosos de Japón compiten por sus atenciones, pero ella impone a sus pretendientes tareas imposibles, como encontrar el cuenco con que Buda pedía limosna.
Finalmente, el mismísimo emperador pide su mano, pero ella se niega. Lo que todos toman por obstinación de una muchacha vanidosa, en realidad esconde un terrible secreto que no puedo desvelar sin destriparles el final. Así que me limitaré a reproducir el poema que pone fin a esta triste historia de amor (¿no lo son todas?):
La hora ha llegado
Celeste vestido de plumas
Tu imagen amada
Se eterniza en mí
Celeste vestido de plumas
Tu imagen amada
Se eterniza en mí
Ahora repasen la lista de los más vendidos en la Feria del Libro. Ficción y no ficción. Advertencia: Shemer Olufunmilayo no se hace responsable de los suicidios que pueda provocar la lectura de este blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario